Sobrellevar el poder.
Tener éxito es alcanzar el poder de hacer lo que a uno le da la gana. Si eres un artista de éxito te puedes permitir todo tipo de excentricidades. Toda una corte de incondicionales te rodeará durante las veinticuatro horas del día, dispuestos a satisfacer el más mínimo de tus caprichos. Tus mayores bobadas serán celebradas como si fueran genialidades, y miles de fans estarán dispuestos a cualquier cosa con tal de poder acercarse a ti, de poder tocarte o de poder compartir contigo unos minutos en el mismo recinto.
Casi lo mismo les ocurre a los políticos en el poder y, en menor escala, a todo aquel que ejerce el mando en cualquier actividad empresarial o social. Sobrellevar sin excesos y sin traumas esa posición tan privilegiada requiere un equilibrio personal muy acusado, que no todo el mundo posee.
La mayoría de las veces el éxito transforma a las personas y las convierte en monstruos de vanidad y de egoísmo; o hace de ellas seres aislados del resto del mundo, sin ningún contacto con la realidad que les mantenga sensatos y equilibrados. Esto se puede ver de forma muy evidente en los políticos que llegan a presidir un gobierno y que, con el paso del tiempo, van perdiendo el contacto con la realidad social, de tal manera que acaban perdiendo también su olfato político, el que les permitió conectar con sus votantes y llegar al poder gracias a su apoyo.