Los grandes aliados del viejo marketing del siglo XX, los medios de masas que hicieron posible la conquista del consumidor, se muestran cada día más débiles ante el avance de los nuevos medios personales como Internet o los teléfonos móviles. La televisión pierde eficacia día a día, como consecuencia de un aprovechamiento excesivo del medio. Las cadenas han explotado su éxito hasta límites insufribles, con la consiguiente pérdida de eficacia en los anuncios y el aburrimiento de los espectadores.