Mucha gente escribe libros de 500 páginas para no decir absolutamente nada. O para decirlo de forma tan rebuscada y farragosa que se hace prácticamente ininteligible para la mayoría de los lectores. Siempre he odiado a esos escritores vacíos, que rellenan páginas con cuadros, organigramas y números pero nunca llegan a ninguna conclusión. Esos escritores que prometen grandes cosas en las portadas de sus libros, que luego nunca se encuentran entre sus páginas. Prometen a veces respuestas sencillas a problemas complejos, pero su prosa es tan enrevesada que nunca acabamos de saber lo que nos querían decir.
Me he pasado la mayor parte de mi vida escribiendo textos publicitarios, historias de 20 ó 30 segundos para la televisión, en las que había que transmitir mensajes, muchas veces complejos, de marcas y productos en ese espacio tan reducido de tiempo. Sin lugar para circunloquios. Yendo siempre directo al grano, con la agravante de tener además que interesar, sorprender, divertir o emocionar al receptor. Todo en unos pocos segundos. Y sin red. Por eso no me pilló de sorpresa la aparición de Twitter. Es más, lo recibí como una liberación de la tiranía de los textos vacíos y grandilocuentes.
Ciento cuarenta caracteres son apenas un par de líneas cortas de texto con alrededor de 25 palabras. Lo que, traducido a lenguaje publicitario de la televisión, son más o menos unos 10 segundos.
Una oportunidad de ser precisos, de ir al grano, de contar en muy pocas palabras lo que tengas que decir, si es que tienes algo que decir, claro. Lamentablemente, como casi todas las redes sociales, Twitter es también un escaparate de nuestra vanidad, en el que la mayoría de las personas exhiben sin pudor sus pensamientos más banales, con el único propósito de airear su nombre en la red. Pero también hay muchos tuiteros que se esmeran en contribuir a la cultura popular, divulgando sus conocimientos sobre alguna materia específica, o retuiteando lo que otros han escrito sobre esa materia.
En esos casos es muy de agradecer que tengan que expresar sus opiniones en sólo 140 caracteres. De esa forma, y de un breve vistazo, el lector puede disfrutar de una reflexión interesante, o acceder a una información que prometa, sin necesidad de perder tiempo en buscarla en los diferentes medios.
Llevo escribiendo en Twitter desde el 28 de marzo de 2009, y en este período de tiempo he enviado a la red más de 14.000 tuits. La mayoría de ellos han sido lo que se conoce por RT (retuits), o sea, divulgación de alguna noticia interesante aparecida en medios de comunicación, blogs, o cualquier otro soporte que tenía que ver con mis intereses profesionales, y que estaba interesado en compartir con mis más de 10.000 seguidores.
También he retuiteado en ocasiones algunas frases o comentarios ingeniosos de las personas a las que sigo, tuviesen o no que ver con temas profesionales. Y, finalmente, he escrito también un par de miles de tuits con mis pensamientos de toda índole, la mayoría de ellos centrados en mi experiencia profesional como creativo publicitario, como emprendedor o como mánager.
Igual que yo, otros muchos profesionales de diferentes ámbitos de la empresa escriben cada día sus reflexiones profesionales en Twitter. Eso me dio la idea de este libro. ¿Por qué no reunir nuestras experiencias en un libro breve pero intenso como un tuit? Reflexiones sobre el mundo empresarial que pudieran serles útiles a todos aquellos que por una razón u otra están interesados en cualquiera de las áreas operativas de las empresas.
Mi grupo en Linkedin, La Banda de Agustín Medina, era la plataforma ideal para llevar a cabo el proyecto. Se trata de un colectivo de 372 miembros que de una manera u otra se sienten vinculados a mí o a la agencia de publicidad que fundé en 1981, y que fue un referente en el mercado publicitario durante las dos últimas décadas del siglo xx. Más de la mitad de los miembros son propietarios, socios o directivos de las empresas para las que trabajan, y del resto, un 70% son profesionales seniors y un 30% júniors.
También es un dato importante que un 46% del total se identifiquen como profesionales del marketing. Estamos hablando, por lo tanto, de un grupo de personas suficientemente cualificado para ofrecer valiosos testimonios, reflexiones y consejos sobre el complejo mundo empresarial.
En este libro, que pretende batir un récord de brevedad, hemos seleccionado los quinientos tuits más relevantes en relación con el mundo de la empresa. Quinientas píldoras de experiencia que resumen algunos de los aspectos clave para triunfar en el mundo de los negocios. Quinientos consejos para emprendedores que se inician en la aventura empresarial, o para empresarios experimentados que quieran contrastar sus experiencias con las nuestras. En cualquier caso, quinientos mensajes publicitarios que pretenden vender el realismo práctico imprescindible para alcanzar el éxito en cualquier empresa.
Como se trata de un trabajo colectivo, sin ningún tipo de censura ni condicionante previos, a veces las reflexiones son contradictorias, y en eso reside precisamente su máximo valor. La experiencia de cada uno es personal e intransferible y sólo se puede compartir a través de las conclusiones que hemos sacado de ella. Estas conclusiones pueden ser positivas, negativas, optimistas, pesimistas, destructivas o incentivadoras, pero el poso que destilan es un humus enriquecido sobre el que los lectores deben hacer germinar sus propios pensamientos.