Ayer nos reunimos en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, alumnos, profesores y profesionales de la Publicidad, para hablar sobre el valor de la palabra en los anuncios.
El coloquio resultó de lo más interesante, ya que se habló de la palabra como concepto y como herramienta de los mensajes y de la eficacia de las palabras versus la eficacia de las imágenes, que algunos consideraban de mayor valor para la comunicación con los públicos de hoy, más dados a disfrutar más de los vídeos que de las palabras.
Muchos se inclinaron a favor de las palabras y muchos también a favor de las imágenes, aunque el consenso general es que en la publicidad son tan importantes las unas como las otras. Sin embargo, me llamó la atención el argumento de Javier del Tío para explicar por qué hoy día los jóvenes prefieren ver a leer. Decía Javier que contemplar imágenes requiere menos neuronas que leer, dando a entender que el nivel intelectual ha descendido bastante en los últimos años: «Estoy convencido de que vivimos en un mundo, en una sociedad, que rechaza el análisis profundo, el esfuerzo imaginativo (en general, cualquier tipo de esfuerzo), y por tanto, la imagen, que siempre es más inmediata y fácil de asimilar, ha ganado la batalla de la comunicación. No quiero decir con esto que una buena fotografía, película o cómic carezcan de valor intelectual, pero sí, desde luego, que la lectura de un libro, de un poema o de un buen texto publicitario exige mayor esfuerzo. Y me atrevo a afirmar que esta falta de «gimnasia mental» tiene mucho que ver con cierta crisis de valores e ideas».
Sin duda, Javier lleva razón en su argumento, porque cuando ves una imagen no hay mucho que interpretar, pero cuando lees una novela, por ejemplo, es necesario pensar en lo que lees y hacer un esfuerzo intelectual para imaginar los escenarios y el aspecto físico de los personajes.