Las marcas son para mucha gente el referente más sólido en sus vidas.
Todo cambia hoy día a un ritmo acelerado. El trabajo ya no es para siempre, ni tampoco el lugar de residencia es el definitivo.
Cambiamos de casa, de trabajo, de ciudad, incluso de pareja, pero no cambiamos fácilmente nuestras marcas. Nos aferramos a ellas porque son parte de nuestra personalidad, que es lo único que llevamos siempre con nosotros.
La fidelidad a los equipos de fútbol es un buen ejemplo. Se gane o se pierda la liga, se esté en primera división o se descienda a segunda, la mayoría de los socios de un equipo permanecen fieles durante toda su vida.