Se trata también de la última película de Javier Aguirresarobe, “Blue Jasmine”, que acaba de estrenarse en España y que es una de las mejores del famoso director.
Que Woody Allen haya elegido a Javier Aguirresarobe, por segunda vez después de “Vicky, Cristina, Barcelona”, para dirigir la fotografía de su película lo dice todo a favor de este gran director de fotografía español, que desde algunos años triunfa también en Hollywood.
A mí no me descubren nada nuevo, porque sé que Javier es un genio desde que trabajé con él en el primer spot publicitario. Javier entonces no era demasiado conocido, aunque había trabajado en su país vasco natal, en películas de Julio Medem, Imanol Uribe o Montxo Armendáriz, y empezaba su carrera en el mundo publicitario, siguiendo los pasos de otros grandes directores de fotografía de la publicidad, como Luis Cuadrado, Teo Escamilla o José Luis Alcaine.
El cine español de los últimos treinta años le debe todo, fotográficamente hablando, a estos directores formados en la publicidad y transplantados después al cine largo. Ellos se forjaron rodando planos que duran segundos, donde todo es crítico y no se pueden cometer errores.
También a nivel internacional se repite este fenómeno de directores de fotografía publicitarios que se pasaron después al cine largo y triunfaron en casi todos los casos. He tenido también la suerte de trabajar en Londres con alguno de ellos, como Peter Suschitzky, partícipe de películas tan famosas como “El Imperio contraataca”, “Una historia de Violencia”, o “Promesas del Este” entre otras.
La publicidad es una escuela excelente para los directores de fotografía, y también para los realizadores. En España tenemos casos como el de Isabel Coixet, que también fue cocinera antes que fraile, y con la que he trabajado en múltiples spots antes de que hiciese su primera película. Y a nivel internacional son numerosos los directores de éxito que iniciaron su carrera en la publicidad. Baste citar a Ridley Scott y a su hermano Tony Scott, Adrian Lyne, Richard Lester, Hugh Hudson o Alan Parker, entre otros muchos.
Volviendo a Javier Aguirresarobe, tengo que decir que le tengo un especial afecto porque fue también el director de fotografía con el que rodé mi primer spot como realizador para una campaña de la colección de libros infantiles El Barco de Vapor.
He participado a lo largo de mi vida publicitaria en más de 500 rodajes de spots, pero siempre actuando como autor o coautor de las ideas, supervisando los rodajes bajo esa condición. Sólo en una docena de ocasiones, me atreví a dirigir yo mismo los spots. Y en la primera ocasión que lo hice tuve la suerte de contar con Javier. Ése es un recuerdo que no se olvida, como ocurre con el primer amor. Por eso me alegro mucho cada vez que Javier sube un escalón en su carrera de éxitos. Y sin duda su última película con Woody Allen es uno de los escalones más importantes de su exitosa carrera cinematográfica.