LA OTRA REALIDAD

Haga la prueba. Saque de su viejo álbum familiar, -donde guardaba los recuerdos en papel antes de que el ordenador lo absorbiera todo-, una fotografía de toda su familia celebrando un cumpleaños o una fiesta de final de año.

Ahí están los abuelos, los padres, los tíos, los hijos adolescentes y algún que otro bebé reciente. Todos están contentos, sonrientes ante la cámara. Alguno todavía sujeta en su mano la copa de champán del último brindis. Al fondo se ve la pared del salón con una estantería llena de libros y un cuadro con un paisaje marítimo. El único que no está en la foto es el fotógrafo. O sea, usted. Así que, como sus compañeros de trabajo no conocen a su familia puede realizar con ellos el experimento.

¿En qué año se tomó esta foto? Todos harán cábalas en función de la ropa y el peinado de las personas que aparecen en la imagen. Pero por ahí es difícil precisar, porque la gente normal no viste una moda rabiosa que se identifique enseguida, ni cambia su estilo de peinado cada año.

Lo normal es que la franja de respuestas se mueva en un periodo de veinte años. Yo mismo he hecho la prueba con una foto de 2002 y las especulaciones se han movido desde los años noventa hasta hoy mismo.

En apariencia los seres humanos han cambiado muy poco en ese periodo de tiempo. Como no les conocemos no les hemos visto envejecer y no sabemos por tanto si la foto corresponde al día de ayer o a una fecha de hace dos décadas. Por su aspecto pueden ser perfectamente acoplables en cualquier momento de ese periodo de tiempo.

Son personas que eran así hace treinta años, o que son así en este momento. No podemos apreciar ninguna diferencia evidente. Sin embargo, en esos treinta años de diferencia cantidad de cosas han cambiado en ellos. No porque los bebés hayan crecido o los ancianos hayan muerto, sino porque los estereotipos que representan ya no tienen nada que ver con los mismos estereotipos de antes.

A modo ejemplo, el abuelo de setenta años de los 90 no tiene nada que ver con el abuelo de setenta años de 2022. Su visión de las cosas ha cambiado mucho y, en algunos temas, ha dado una vuelta de 180 grados. Ya no le parece, por ejemplo, que la homosexualidad sea un vicio inconfesable. Ahora asume con respeto que ésa puede ser una opción para muchas personas, e incluso ve con buenos ojos que formen parejas estables y se casen entre ellos, aunque no le gusta mucho que a esa unión se le llame matrimonio. A sus setenta años no se siente en absoluto un viejo, porque sabe que el promedio de vida y los avances médicos le permitirán llegar en bastante buena forma a los ochenta y pico años. Por eso lleva una vida activa, viaja todo lo posible y disfruta en general todo lo que puede del dinero ahorrado a lo largo de los años.

Lo mismo ocurre con el resto de personajes de la foto. Parecen todos más o menos de la misma época, pero en realidad no tienen nada que ver los unos con los otros.


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12 Mar 2024
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