Clint Eastwood tenía treinta y seis años cuando rodó «Por un puñado de dólares», dirigida por Sergio Leone en el desierto de Almería. Era un actor fracasado, que sólo había conseguido algunos papeles en malas películas como el western «Ambush at Cimarron», de la que él mismo dijo que era el peor western de la historia del cine.
En la película de Sergio Leone, rodada con un presupuesto mínimo, tuvo que pagarse su propio vestuario, el poncho que usaría en las siguientes películas del mismo director: «La muerte tenía un precio» y «El bueno, el feo y el malo».
Los presupuestos eran tan escasos que el propio Sergio Leone quiso
poner de título a su segunda película «Por un puñado de dólares más», ya que el éxito de la primera le había permitido aumentar un poco el presupuesto. Finalmente se decidió por «La muerte tenía un precio», y obtuvo un gran éxito de taquilla.
Esta trilogía de spaguetti westerns encumbró al actor y le permitió volver al cine de Hollywood, donde se le dio de nuevo la oportunidad de hacer papeles de protagonista. Clint Eastwood no desaprovechó esa oportunidad e inició una carrera de triunfos que le llevarían a ser un gran actor y uno de los mejores directores de la historia del cine.