Hay una serie de rasgos inmutables en los seres humanos que condicionan nuestras conductas en toda circunstancia. Los llevamos impresos en nuestro ADN desde el principio de los tiempos, pero a menudo nos pasan desapercibidos. Estos rasgos han sido puestos de manifiesto por muchos pensadores a lo largo de la historia. Filósofos, grandes hombres, o a veces la sabiduría anónima del pueblo llano, nos los han revelado y los han puesto a nuestra disposición para que los utilicemos, aplicándolos a nuestros problemas cotidianos. Son esas claves que nos pueden ayudar a entender nuestro propio comportamiento. Revelaciones sobre nuestro propio yo y sobre el entorno en el que se desarrolla nuestra vida. Grandes verdades que van mucho más allá de los descubrimientos recientes del neuromarketing.
Están ahí, escritas en los libros dede hace muchos años, pero no siempre las tenemos presentes a la hora de analizar las circunstancias que rodean nuestro trabajo. Podríamos decir que constituyen el eje de una nueva materia de estudio: el psicomarketing. Pero también podemos llamarlas simplemente «sentido común».